Tercer Día - Semana por la Vida y la Familia
Cultura del descarte, materialismo y crisis de valores familiares
PROPÓSITO DEL DÍA
Hoy queremos reflexionar sobre cómo la cultura del descarte y el materialismo están afectando nuestras familias, debilitando los lazos de amor, respeto y solidaridad. Esta es una oportunidad para mirar nuestro estilo de vida y preguntarnos: ¿qué lugar ocupa nuestra familia en nuestras prioridades?, ¿qué tanto valoramos lo esencial frente a lo superficial?
SIGNO DEL DÍA: LA BALANZA
Imagina una balanza: en un lado, los bienes materiales (dinero, tecnología, consumo) y en el otro, abrazos, tiempo en familia, escucha, perdón. ¿Qué pesa más en tu vida? La balanza simboliza esa tensión diaria entre tener y ser. Solo el amor verdadero equilibra y da sentido. No olvidemos que lo material es un medio, nunca el fin.
SENSIBILIZACIÓN
Vivimos en una sociedad que desecha todo lo que no produce: personas, relaciones, momentos… incluso la vida misma. El Papa Francisco nos recuerda que el individualismo moderno ha transformado a la familia en un vínculo “opcional”, y el materialismo nos ha hecho creer que el éxito está en lo que se tiene, no en lo que se vive.
Muchas familias se fracturan porque el trabajo, el dinero o el estatus social ocupan el lugar que le corresponde al amor. La “cultura del descarte” hiere profundamente: deja atrás a los más vulnerables —ancianos, niños, enfermos— y genera una crisis de sentido, de identidad y de valores.
Pero hay esperanza. Podemos redescubrir el valor de lo pequeño, de lo que no tiene precio pero es incalculablemente valioso: una conversación, una caricia, un perdón, una comida compartida, una oración familiar.
MENSAJE DE ESPERANZA
Dios nos ha dado la familia como el primer lugar donde aprendemos a amar. La familia es escuela de humanidad, santuario de vida y taller de valores. Frente al consumismo, el Evangelio nos llama a redescubrir la riqueza del corazón:
“Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”
(Mt 6, 21)
Jesús no vino a acumular cosas, sino a darse del todo por amor. Nos invita a hacer lo mismo. Fortalecer nuestras relaciones familiares no es una tarea secundaria, ¡es un camino de santidad! Porque como dice San Juan Pablo II:
“La familia es el lugar primero e insustituible de educación en los valores humanos y cristianos”
(Familiaris Consortio, n. 86)
Que este día nos impulse a volver la mirada hacia lo verdaderamente valioso. Una familia que ama, perdona y se cuida mutuamente vale más que cualquier riqueza material. ¡Caminemos juntos hacia una cultura del amor, no del descarte!
Preparación Inmediata al Sacramento del Matrimonio.